domingo, febrero 06, 2011

por qué todavía no me convence ningún tablet

Ya comenté a propósito de mi regalo de reyes que los tablets actuales no me terminan de convencer y eso que me ponen los dientes más largos que los de una morsa; el día que me "convenzan" doy con los piños en el suelo.

Bueno, pues tal y como amenacé, vuelvo sobre el tema ;-). Lamento decir que no voy a enumerar las características de lo que sí sería para mí el tablet perfecto. Más que nada, porque no las tengo claro, si ya para empezar no me decido por algo tan determinante para que sea óptimo el uso que le vas a dar como el tamaño o si tiene pantalla 4:3 o 16:9. Sólo diré en temas de hardware que estaría bien algo similar a lo que tiene el Toshiba Folio, pero con una pantalla decente (de calidad como la del actual iPad está bien, no es tema de densidad de pixels sino de calidad de panel y ángulo de visión). Y que cualquier cacharro que no se le pueda cambiar la batería o carezca de puertos micro USB OTG o de salida HDMI o de lector de tarjetas para mi gusto estará cojo.

Aunque tenga dudas de lo que me gustaría en un tablet, sí hay un tema que tengo claro que no me entusiasma de los tablets actuales: que a casi todos los efectos sean smartphones con la pantalla grande.

Vale que para muchos usos como navegar, ver fotos o un ebook, la interfaz de las aplicaciones hechas para un móvil táctil son muy cómodas y sólo necesitaban una pantalla más grande. Pero el tema es que si tenemos una pantalla tan grande como la de un ultraportátil o un netbook y el resto de hardware también permite ejecutar aplicaciones normales (aunque un ARM no sea tan potente, lo importante es que lo sea para muchas aplicaciones) a lo mejor en el software hay que mirar también lo que le gusta la gente en un portátil y no sólo en un smartphone.

Creo que las interfaces táctiles a las que nos han acostumbrado el iPhone o Android son lo único realmente usable con una pantalla de 3". Pero cuando tienes 10" no existen esas limitaciones que exijan ese tipo de interfaz "apta para pantallas pequeñas y dedos gordos". Cabe preguntarse si ante todas las aplicaciones este tipo de interfaz es óptimo y también si ninguna aplicación para PC nos gusta y vemos como lo más lógico que haya que reescribirla o adaptarla severamente. Así las cosas, se podrían soportar los dos tipos de aplicaciones.

A los más puristas esta idea les sonará horrible: un dispositivo debe apostar por un tipo de interfaz para que haya un mínimo de integración y la experiencia de usuario no sea confusa. Entiendo esa posición, pero creo que puede hacerse que todas las aplicaciones que vienen "de serie" y las que se vendan a través de la tienda oficial usen el modelo "smartphone pero con pantalla más grande" pero se permita como valor añadido (igual que se vendería un emulador para ejecutar otro tipo de aplicaciones) instalar también aplicaciones con interfaz más nativa. Y de todos modos no está mal considerar que en los PCs nos hemos acostumbrado a mezclar aplicación nativa, con aplicación web y aplicación portada del iPhone y no nos hemos vuelto locos todavía.


Pero en realidad no es sólo el tema de la interfaz. La otra consecuencia negativa de tratar los tablets como smartphone, es el tratarlos como dispositivos cerrados, mientras que en las soluciones rivales de los tablets hablamos de dispositivos tipo PC en el que el usuario puede instalar lo que quiera. Me parece muy bien que haya usuarios que no necesitan más que una tienda de aplicaciones, pero es una excusa pobre para no dejar que quien quiera algo más pueda instalar sus propias aplicaciones.

En definitiva, hecho de menos lo que conocí hace ya tiempo con el Nokia N800, aunque con una pantalla de 4,3" se quedara corto. Ahí tenías un sistema Linux de verdad, en el que podías instalar cualquier aplicación. El toolkit era GTK+ pero tenía también widgets específicos optimizados para las limitaciones del dispositivo. Cuando Nokia lanzó el N900, un smartphone con una versión más moderna de este software, me causó muy buena impresión. Y me encantó que al anunciarlo dijeran como hacerte root en el dispositivo, aunque la mayoría de los usuarios no lo necesiten. Pero el hecho de que poder ser "root" es parte de las posibilidades, sabes que te van a fastidiar con limitaciones absurdas en el software disponible en la tienda de aplicaciones, dado que saben que al final vas a poder instalar lo que te de la gana aunque no esté en la tienda.

El reemplazo de ese sistema que conocí es MeeGo, por el que apuestan tanto Nokia como Intel. Ahora Qt es el toolkit recomendado (aunque se sigue pudiendo utilizar GTK+) lo que es interesante para aplicaciones multiplataforma y para poder funcionar también en los terminales Symbian, que serán la gama baja de Nokia.

Lo grande de una solución como MeeGo, es tener todas las librerías disponibles en Linux para las aplicaciones y no estar limitado a las posibilidades de Java y la biblioteca reducida de Android. En ese sentido, Android es además la plataforma más limitada, pues por ejemplo Apple con iOS no es un mundo tan separado de MacOSX.

La mala noticia es que MeeGo está tardando en llegar y no está soportando el hardware que a fecha de hoy parece el más interesante, como los Tegra2. Ni siquiera está bien soportado para probar en PC. Quizás el problema está en que ni Intel tiene interés lógicamente en MeeGo para ARM, ni Nokia tiene interés en que MeeGo sea una plataforma lista para usar por cualquier rival en sus dispositivos sin apenas esfuerzo, porque entonces Nokia sería una opción más (la misma razón por la que en Nokia ni se plantean usar Android).

No sé si mi pronóstico, pero al menos mi deseo, sería ver Android y Meego en el mismo dispositivo (e incluso otras opciones como Ubuntu, quién sabe). Y no sólo en arranque dual, sino juntos. Sería interesante que Android pudiera funcionar con un kernel estándar sobre un sistema que pueda compartirse por aplicaciones nativas. A Google no le viene mal y para Nokia sería un respiro, una forma de ser compatible con Android sin ser uno más sin nada con que distinguirse.

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